Hace una semana Pablo Gonz indicaba en su blog, que iba a ir liberando hasta 25 ejemplares de su libro La Saliva del Tigre, en algún lugar público para su lectura y posterior depósito en otro lugar (fenómeno conocido como bookcrossing) y recordé que no hace mucho yo había intentado hacer algo parecido, no con libros, sino con unos nanolibrillos que incluían microrrelatos míos.
En esta ocasión no tuve éxito pero gracias a él, me he propuesto volverlo a intentar con mayor seriedad y ahínco.
Además he creado un blog con el propósito de que quién se encuentre uno de los ejemplares pueda informarme de dónde y cuándo se encontró el nanolibrillo viajero y que exprese cualquier tipo de opinión.
No es fácil que hoy en día alguien pierda un par de minutos de su tiempo para este tipo de cometidos, pero cruzaré los dedos.
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