Un loco tiene una mancha violácea marcada en la frente desde el nacimiento. Él no lo sabe, pero allí lleva inscripta, en una lengua olvidada, la fórmula de la felicidad. Como le disgusta ese tatuaje involuntario, lo cubre con una vincha de tenis blanca que no se quita nunca, ni siquiera en absoluta soledad.
Los vecinos, sin conocer el secreto, se burlan a sus espaldas cada vez que sale a caminar con el atuendo en la cabeza. Por suerte, su demencia le permite mantenerse alejado de las críticas y seguir viviendo en su universo perfecto. Allí, la fórmula surte efecto: el loco sonríe con entusiasmo y plena felicidad.
Hola, agradezco que publiques y difundas mis microrrelatos en tu blog, pero te agradeceré que indiques en cada caso su verdadera autoría. En este micro, como muchos otros de este blog, deberían agregarse que fue escrito por Martín Gardella y tomado del blog "El Living sin Tiempo". (http://livingsintiempo.blogspot.com).
ReplyDeleteMuchas gracias.