Me despierto cercado por barrotes. Del otro lado, un hombre me observa, me ofrece comida y promete que me tratara bien mientras no haya quejas. Siento allí un temor paralizante. No era así la libertad que imaginaba anoche, mientras mi madre me sugería independizarme. Por ende, hago todo lo posible para que el hombre no enfurezca. Si estoy triste, disimulo ocultando la cabeza. Pero cuando él se acerca, hago de cuenta que nada malo sucede y hundo mi pico contento en el recipiente del alpiste.
Hola, agradezco que publiques y difundas mis microrrelatos en tu blog, pero te agradeceré que indiques en cada caso su verdadera autoría. En este micro, como muchos otros de este blog, deberían agregarse que fue escrito por Martín Gardella y tomado del blog "El Living sin Tiempo". (http://livingsintiempo.blogspot.com).
ReplyDeleteMuchas gracias.