Le dijo uno al otro -¿y tú quién eres?
- Resulta extraño que me lo preguntes. Yo soy el otro, ¿no te das cuenta? Y tú eres el uno. Así de fácil.
- ¡Anda! Que conste que yo soy Agus. Y tú me habías parecido Adolfo, ¿no eres Adolfo? Vas vestido de etiqueta como él, con el bombín ceñido y descalzo. Y te huelen los pies también como a él…
- No sé quién es Adolfo. Yo soy el otro y ¡punto!
- Vale, vale. No te enfades. ¿Vas a algún sitio?
- Claro, todos vamos a alguna parte o ¿no?
- Mira yo voy camino de Wínnapu, si te animas
- ¿A qué?
- Mmmmmm no sé, a venir a Wínnappu
- ¿Y qué hay allí?
- En Wínnappu hay muchas cosas. Para empezar, una réplica exacta de la Torre Eiffel , desde la que se ve una panorámica de Roma, la Alhambra , el Partenón, la Sagrada Familia , el Templo de Kukulkán… sólo los días grises y lluviosos no se ve nada. A lo sumo, París.
- Ah parece me interesante.
- Hay también cangrejos que escriben; circos con pulgas y hombres elefantes que se cortan las orejas, muñecas hinchables suspendidas en el aire y rubias pizpiretas de tres tetas que guiñan un ojo;
- ¿Tres ojos que guiñan una teta?
- Jajaja He dicho rubias pizpiretas con tres tetas que guiñan un ojo. Si no te lo crees, lo de las tetas, no lo del ojo, vente.
- Casi convencido me has.
- Esto no es todo, se busca a un forajido, Woody Welles, boticario y entusiasta del celuloide, que desde que rodaron algunas escenas del western El bueno, el feo y el malo está desaparecido en el desierto de Tabernas y a quién lo encuentre, le espera una buena recompensa.
- Vamos, vamos nos pues.
- Agárrate a esta cuerda de ahí arriba y en seguida, en varios días alcanzaremos Wínnappu.
- ¿Varios días? ¿Qué cuerda?
- Los ojos cierra y las manos extiende, es una cuerda imaginaria. Wínnappuuuuuuuuuuuuuuuuu
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