Claro que pensé en vos. Cómo olvidar todo el dolor que me causaste y el alto precio que pagué por conocerte. Siempre tuve presente tu hipocresía y tus sucias mentiras cuando me decías que no me preocupara, que confiara en vos. Llegué a odiar tus manos inquietas, tus ojos escudriñándome el alma y esa sonrisa perfecta de comercial barato.
Prometí no volver a verte nunca más. Me lo repetía al espejo cada mañana, mientras me cepillaba los dientes. Pero ya ves, acá estoy nuevamente, a tu merced, y con la boca bien abierta.
Prometí no volver a verte nunca más. Me lo repetía al espejo cada mañana, mientras me cepillaba los dientes. Pero ya ves, acá estoy nuevamente, a tu merced, y con la boca bien abierta.
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